viernes, 25 de marzo de 2011

De la magia y la alquimia (Borrador)

Espero que la ausencia no se haya notado mucho y puedan perdonarme por todo este tiempo que he estado sin aparecer por aquí. La razón es bien sencilla y a fe mia que os interesará saber lo que esta travesía me ha deparado. Hace un tiempo supe de una caravana que bajaría al sur, a las llanuras de Flokren, y en vista de poder compartir el trayecto en compañía de más gente me enrolé para formar parte de la compañía.

El amigo en cuestión al que fui a visitar es un reputado sabio del Llano, muy amigo mio por haberme ayudado a escapar del asedio de Telmenur en la vecina Balduner, pero eso son historias en las que otro día me entretendré. Aumur, que así se llama el sabio, fue en su juventud un incansable inventor lleno de ideas revolucionarias que le valieron importantes audiencias con reyes y señores, que le reportaron grandes caudales de Virtudes de oro y Talentos plata. Sus estudios lo llevaron a aprender la ciencia de la alquimia y seguidamente se internó en el oscuro mundo de la magia.

A las manos de Aumur llegaron unos pliegos y pergaminos muy antiguos que un prudente conde había guardado para que no cayeran en malas custodias. En ellos aparecían textos que describían el comienzo de la magia y la alquimia y cómo antes entendían ese mundo insondable e hinóspito. Esos pliegos de pergamino estaban repletos de dibujos y los escasos textos que acompañaban a las imágenes estaban en una legua indescifrable que Aumur me aseguró que procedía del otro lado del Océano. Era el alfabeto de un pueblo lejano 


Al principio de los tiempos el hombre se comunicaba entre si con su voz y con gestos, pero más tarde aprendieron a comunicar con signos todo aquello que querían decir

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