miércoles, 16 de febrero de 2011

Leyendas del bosque Usum

Mi viaje desde Rezbeom hasta la costa de Orkrank estubo lleno de historias y fantásticos episodios. Me topé con ejercitos que iban a la guerra y que casi me enrolan entre sus filas, encontré gentes necesitadas a las que ayudé como bien pude, hayé reliquias en santuarios perdidos de los mapas, navegué mares, coroné montañas, aprendí muchas canciones y leyendas como las que ahora os voy a contar.

Verán, cuando partí, y para no tener que dar muchas explicaciones a los familiares y conocids de los pueblos que fuera cruzando preferí tomar el camino más largo, subir por el norte hasta la estepa y desde allí bajar hacial el suroeste siguiendo la ruta de las pieles hasta el corazón del país dividido de Balduner. Todo fue perfecto hasta que salí de la estepa. En los valles se estancó una terrible niebla que me obligó a vagar durante diez días sin estar yo muy seguro de si me dirigía de ida o de vuelta, hacia el sur, el norte o donde quisiera que me llevaran los pasos. A fe mia que no quería seguir en la estepa y los valles que seguían eran mucho más abundantes en comida y más aptos para forrajear entre los matorrales.

Al tercer día de camino empezaron a aparecer árboles en mi sendero. Eran ejemplares tan altos que sus copas se perdían de mi vista por la impertinente manta blanca que abrazaba todo lo que allí había. Necio de mi continuar por aquel sendero de los árboles, pues me llevaron inconscientemente a Usum, el bosque de los Quorielitas, un lugar maldito para los de mi raza, muy temido y popular en las historias para asustar niños. El mismo día que la niebla se disipó una extraña comitiva me despertó y me guió hasta su campamento. No me trataron mal y fue gracias a que no llevaba armas a que salvé mi vida. Se sentían muy intrigados ante las flautas y no paraban de danzar cuando tañía las cuerdas del arpa. En su cultura solo existían las canciones y nada más que la percusión acompañaba sus cantos, de modo que al escucharlos supieron que nada malo les podía hacer y antes que en sañarse conmigo, prefirieron saciar su curiosidad haciendome tocar duante mucho tiempo.

Aquel estilo de vida nómada, cambiando siempre de emplazamiento hizo que perdiera la cuenta de los días. Uno de ellos apareció en nuestro camino un quorielita que se sorprendió mucho por verme entre los suyos. Su presencia inspiraba una profunda sabdiuria a pesar de su joven edad, era temido y respetado por todos los guardabosques que vivían conmigo. Era tan parco en palabras como el resto de los suyos y extremadamente reservado hasta que me escuchó cantar y tocar. Aunque no compartíamos el mismo idioma parecía entender todo lo que decían mis poemas y las historias de batallas, romances y traiciones.
Una día se acercó a mi y comezó a hablarme al calor del fuego al atardecer. Haciendo uso de algunas palabras que conocía de mi idioma materno y sobre todo gestos y dibujos me contó una historia:


"Antaño los hombres nacían de un gran árbol, al que ellos llamaron Usum y cuyo nombre bautiza ese bosque. Pues bien, al parecer de los futos de Usun nacieron los humanos y los animales del bosque, soberanos de la tierra en quellos días, los tomaron como sus siervos a cambio de protección contra el mundo hostil en el que habían venido a aparecer. Se trataba de una relación en la que todos se beneficiaban. Todo se torció cuando algunos de los más orgullosos hombres se cuestionaron si querían seguir siendo siervos y se levantaron en contra de los Reyes del Bosque. Fueron expulsados de Usum pero consiguieron sobrevivir en el destierro e incluso se hicieron más poderosos, se multiplicaron y cayeron en tromba de nuevo sobre el bosque. Lucharon sin cuartel durante un tiempo que no se puede medir en años y como consecuencia a esa brutal guerra Usum se secó, sus flores marchitaron, sus frutos se pudrieron y murió. Finalmente se marcharon pero antes de ello esclavizaron a hombres y animales y no volvieron a poner un pie en el bosque.

Los que se mantubieron fieles a los Reyes del Bosque sufrieron las consecuencias y juraron protegerlos como deduda por habernos cuidado antes a ellos. Segun parece hoy en día los animales ya no gozan del vigor y la energía de antaño, ahora están debilitados y marchitos pero viven con la esperanza de hacer renacer a Usum de las semillas que se perdieron durante aquella pasada guerra y que los Quorielitas no saben donde las guardaron".

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